TODO LO QUE PODRÍAMOS HABER SIDO

TÚ Y YO SI NO FUÉRAMOS TÚ Y YO

Me gusta dormir, quizá es lo que más me gusta en esta vida. Y quizá me gusta tanto porque me cuesta mucho conciliar el sueño.
No soy de esos que tan solo con meterse en la cama se duermen. Ni tan siquiera consigo dormirme en un coche, ni en una silla de un aeropuerto, ni estirado en la playa medio borracho.


Era una noche de insomnio, una más de esas en las que el sueño parece un privilegio reservado exclusivamente para unos pocos elegidos. Cansado de dar vueltas en la cama y de vagar sin rumbo por los pasillos del manicomio una idea absurda empezó a tomar forma en mi perturbada cabeza: ¿y si me paso a dar una vuelta por la biblioteca? Sí, ya sé que a esas horas de la madrugada la biblioteca está cerrada y que además ni tan siquiera me apetecía leer sin embargo mis pies se dirigieron hacia allí y con ellos el resto de mi cuerpo.
Para mi sorpresa la puerta no estaba cerrada con llave y, sin darle ninguna importancia, giré el pomo y entré. Más tarde me daría cuenta de la relevancia de ese simple gesto porque, como dice el libro nunca se sabe que encontrará uno tras una puerta. Quizá en eso consiste la vida: en girar pomos. Desde luego yo no sabía la aventura que me esperaba al girar ese pomo, pero no adelantemos acontecimientos.
Al encender la luz mis ojos se toparon con la portada de este libro que, pacientemente, aguardaba en su estantería a que este loco oyera su llamada porque, sí amig@s, una vez más fue el libro quien me escogió a mi y no al revés. Y es que a pesar de que el autor, Albert Espinosa, me cae simpático y me parece un buen tío nunca me había interesado su obra porque me parecía demasiado sensiblera. Sin embargo tras leer el primer párrafo (que os he reproducido al principio de la entrada) enseguida me sentí identificado y comencé a devorar con avidez aquella historia. Allí estaba yo, a las tres de la madrugada en una biblioteca vacía acompañando a Marcos, el protagonista que acaba de perder a su madre, en su intención de inyectarse una medicina que anularía para siempre su capacidad de dormir y le mantendría despierto el resto de su vida mientras observa a una chica que espera en la entrada de un teatro a que comience la obra. De repente suena el teléfono y su jefe nos avisa de que pongamos el televisor donde están dando en todos los canales la noticia de que han capturado a un extraterrestre. Rápidamente salimos a su encuentro y, tras conocerlo y cruzar unas palabras con él, lo ayudamos a escapar y comenzamos una aventura que nos llevará de vuelta al teatro para conocer a esa chica que esperaba en la entrada para entablar lo que podría haber sido una relación de no ser porque.....
Si queréis averiguarlo tendréis que leer el libro ;)

De repente oigo unos pasos acercándose por el pasillo, miró el reloj y descubro que son casi las ocho de la mañana. Súbitamente el cansancio acumulado del día anterior y de la noche en vela se abate sobre mí con toda su fuerza e inconscientemente meto la mano en el bolsillo buscando las jeringuillas que anulen mi capacidad de dormir, pero evidentemente ahí no hay nada.
El sonido de la puerta al abrirse me devuelve a la realidad y una sorprendida enfermera por verme tan temprano por allí me saluda y me recuerda que las terapias de grupo están a punto de empezar. Tranquilamente coloco de nuevo el libro en su estantería y, mientras giro el pomo de la puerta que me conducirá de nuevo a la rutina, me despido de la enfermera echando un último vistazo al libro que aguarda pacientemente la llegada de otro loco que oiga su llamada.
Por mi parte solo me queda dejar pasar las horas para que llegue la noche y mecerme en los brazos de Morfeo para soñar con todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo.